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Recibí una carta en la que me cuentan de tu buena hazaña. Te cuento que R.G. ya inició con las nuevas alteraciones y que me ahogué un poco intentando rescatar las últimas plantas comestibles. Mi cuerpo sabía que ninguna estaba en cosecha pero debía pasar más desapercibido. Creo que mi alojamiento en un trozo de cuarzo es una experiencia que les puede interesar, entre otros pequeños descubrimientos.
Me pasa que no le estoy encontrando sentido a la imaginación de especies raras. B.M. dice que eso es circunnavegar y describe a los sistemas planetarios. En astronomía, los términos objeto y cuerpo se utilizan a menudo indistintamente. Sin embargo, eso no significa que la ciencia actual no refute su existencia. En estos casos hay que llegar a un consenso.
Ayer lo mordió un murciélago y los pequeños hongos brotaron de sí mismos. Se despertó con muchísima sangre encostrada en el pelo. Los murcielágos se alimentan de noche y no chupan exactamente la sangre sino que la lamen al brotar de las heridas.
Al día siguiente, salimos a las 6 de la mañana en barco. Para sangrar, afeitar y cuidar corporalmente a las personas enfermas, va en los navíos un sangrador del número de un cuerpo de sangradores establecido a pocos años. Fue tanta la fuerza que empleó el animal para levantarse, que rompió de golpe la gurupera haciéndola saltar a alguna distancia. Luego me topé con un barbero fabricante de cohetes que pudo hacer muy corta relación de la enfermedad, diciéndonos solamente que los que morían acababan prontamente al 2n + 1 grado de la enfermedad y que según se decía eran tercianas atabardilladas. Ese día que estuvimos, hubo dos entierros.
Tenemos que pensar cómo escabullir lo de las mareas atmosféricas y variar la estructura del barómetro. Hay algunos escritos que ya están listos:
- aceite de canime.
- aceite de maria.
- bálsamo rubio.
- cativo de mangle.
En esta parte merecería alguna reprehension, si no la escusara lo mucho que tiene.
Espero las siguientes instrucciones.